“Hoy, ha comenzado a considerarse
que la principal contribución de la Historia a los procesos educativos no tiene
que ver con los conocimientos que aporta, como con la singularidad de su
enfoque. Más específicamente, con las destrezas cognitivas que están asociadas
a la adquisición de ese enfoque, que son vistas, a su vez, como instrumentos
esenciales para desenvolverse en el mundo global bajo el cual
vivimos.” (Delaunoy y Ossandón 2013: 13)
Según lo
dicho por los autores Ignacio Muñoz Delaunoy y Luis Osandón Millavil con
respecto a la contribución de la historia, contribución que va más allá de los
conocimientos o de su singular enfoque, lo importante es poner obtener y hacer
uso de las habilidades del pensamiento que nos hace capaces de usar el enfoque
histórico. Ahora la pregunta es: cómo se define ese enfoque del que hablan los
autores:
La Historia, efectivamente,
tiene algo con lo que no cuentan otras humanidades o Ciencias
Sociales. Los cultores de disciplinas como la Sociología o la Economía disponen
de instrumentos que les permiten forjar conocimientos más precisos y generales.
Sin embargo, estos recursos, que sirven para asegurar control sobre
determinados aspectos de la realidad, se quedan cortos cuando se trata de
entender el significado y la razón de ser de procesos sociales amplios, que
involucran muchas variables y que conllevan siempre dinámicas internas de
transformación.
Según los autores, la peculiaridad de la enseñanza de la historia es que a diferencia de las otras ciencias sociales: sociología, economía, antropología etc., la historia puede abarcar a estas en un conjunto (social) y estudiarlas en la dinámica de las transformaciones que se dan en la red histórica.
Según los autores, la peculiaridad de la enseñanza de la historia es que a diferencia de las otras ciencias sociales: sociología, economía, antropología etc., la historia puede abarcar a estas en un conjunto (social) y estudiarlas en la dinámica de las transformaciones que se dan en la red histórica.
Este papel importante de la historia que además de
poseer la función recién descrita ha sido utilizada también para legitimar las
acciones políticas, culturales y sociales (historia tradicional).
De las dos utilidades de la historia en los temas que se han expuestos
podemos también sacar una tercera, y esa es la utilidad del estudio de la
Historia para la formación integral de las personas en los ámbitos intelectual,
social y afectiva. Según Joaquim Prats y Joan Santacana la historia tiene un
interés propio y autosuficiente como materia educativa de gran potencialidad
formadora.
Entre esas posibilidades el estudio de la Historia puede servir en la
educación para:
-Facilitar la comprensión del presente, ya que no hay nada en el
presente que no pueda ser comprendido mejor a través del pasado.
-La Historia no tiene la pretensión de ser la "única"
disciplina que intenta ayudar a comprender el presente, pero puede afirmase
que, con ella, la comprensión del presente cobra mayor riqueza y relevancia.
- Preparar a los alumnos para la vida adulta. La Historia ofrece un
marco de referencia para entender los problemas sociales, para situar la
importancia de los acontecimientos diarios, para usar críticamente la
información, en definitiva, para vivir con la plena conciencia ciudadana. (Prats y Santacana, 1998)
La Historia entonces dentro de su generalidad y capacidad de estudiar
las transformaciones que se dan en el tiempo puede a través de su investigación
explicar y dar coherencia al pasado.
Por Sergio
Chilet - profesor de historia y geografía - diplomado en gestión del
patrimonio cultural.