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lunes, 23 de abril de 2018

Paulo Freire y la pedagogía de la esperanza


 

Las lecturas de las contundentes obras de Paulo Freire (La pedagogía del oprimido, 1970 y educación y cambio, 1973) han sido lo que más me ha motivado para el ejercicio pedagógico pues estas obras o pensamientos buscan una sociedad equitativa y participativa, es decir, más humana. "Educación y Cambio" entiende que el educador es agente necesario para generar el proceso de cambio.

Paulo Freire (1921-1997) fue uno de los mayores y más significativos pedagogos del siglo XX. Su principio del diálogo en la enseñanza iluminaba un camino para la realización del aprendizaje y enseñanza entre el profesor y los estudiantes. Dice el maestro:

«La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora tendrá, pues, dos momentos distintos, aunque interrelacionados. El primero, en el cual los oprimidos van desvelando el mundo de la opresión y se van comprometiendo, en la praxis, con su transformación, y, el segundo, en que, una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación» (Freire, 1970).

Las palabras de Freire me hacen sentido en que pueden ser motores o motivación de la labor pedagógica, en la línea de que los estudiantes van desvelando el mundo que, si los oprime o no, estarán preparados para enfrentarlo y transformarlo y desenvolverse así en la libertad intelectual o espiritual construyendo así su mundo del conocimiento (sistematizado) y el mundo de la conciencia (crítica).

Paulo Freire se ocupó de los hombres y mujeres «no letrados», o sea «los desarrapados del mundo», de aquellos que no podían construirse un mundo de signos escritos y abrirse otros mundos, entre ellos. Tomando las creencias de Freire, puedo afirmar que todos somos desarrapados, algunos más que otros, y que todos o casi todos buscamos construir ese mundo de signos.

Para el maestro Freire el verdadero acto educativo no consiste en un mero conocimiento que se transmite, para Freire la educación es el goce de la construcción de un mundo. Hay quienes no poseen esta educación dice Freire pues existen en un mundo de opresión que les cuesta liberarse a pesar de sus talentos y esfuerzos, pero todo el mundo puede liberarse, por supuesto, algunos obtienen ayuda (estado, fundaciones, etc.) pero otros lo logran solos.

En el sentido económico, para Freire este aspecto es una de las causas de la deshumanización, la opresión que genera la pobreza deshumaniza dice, y afecta tanto al oprimido como al que oprime. Freire propone al hombre liberándose, humanizándose, el que evita la contradicción que crea el mundo de la opresión: es decir el oprimido que quiere liberarse para ser como su opresor. El hombre nuevo en cambio propone formularse el restaurar la libertad de ambos.

Paulo Freire se opone a la Educación Bancaria, es decir la educación o el saber visto como un depósito. En esta concepción bancaria, el sujeto de la educación seria el profesor como principal protagonista, y el cual de forma tradicional conduce al educando en la memorización mecánica de los contenidos. Los educandos se convierten en «recipientes» en los que se «deposita» el saber.  Lo único posible de hacer para los estudiantes es el de archivar estos conocimientos, dentro de este margen son un objeto más del proceso educativo de la educación bancaria, en consecuencia, el estudiante padece pasivamente la acción del educador. Así con mayor facilidad los oprimidos se adaptarán al mundo opresor y más lejos estarán de transformar la realidad. La educación bancaria es un instrumento de opresión.

Freire propone entonces una Educación Problematizadora que a través de un diálogo liberador intenta acabar con la educación bancaria. El sistema unidireccional propuesto por la «Educación bancaria» es negado para dar existencia a una comunicación que retroalimenta, y elimina la contradicción entre educadores y educandos. El educador y educandos entonces se educan entre sí mientras se establece el diálogo liberador en el cual tiene lugar el proceso educativo. Con la «Educación Problematizadora» se apunta claramente hacia la liberación y la independencia, pues destruye la pasividad del educando y lo incita a la búsqueda de la transformación de la realidad, en la que opresor y oprimido encontrarán la liberación humanizándose.

Entonces entendemos que la dialogicidad es la esencia de la educación de Freire para llegar a la liberación y la práctica de libertad. El diálogo como fenómeno humano que se da en las palabras (Los hombres se hacen en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión) debe tener una unión inquebrantable entre acción y de ahí que decir que el diálogo liberador transforma el mundo.


Por Sergio Chilet - profesor de historia y geografía - diplomado en gestión del patrimonio cultural.

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