La didáctica no puede
existir por si sola en una cosa o un material; la didáctica existe cuando
hacemos uso de ese material para llevar a cabo la enseñanza o el
aprendizaje. La didáctica entonces es parte de
la pedagogía que estudia las técnicas y métodos de enseñanza. “La Didáctica es aquella rama dentro de la Pedagogía que se especializa
en las técnicas y métodos de enseñanza destinados a plasmar las pautas de las
teorías pedagógicas. Per se es una disciplina científico pedagógica cuyo foco
de interés resultan ser todos los elementos y procesos que intervienen en el
proceso de aprendizaje de una persona” (Definición de Didactica, s.f).
Todos los elementos y procesos que intervienen en el proceso de
aprendizaje, que fueron presentados hasta ahora en el marco teórico son
didácticos, desde la planificación, el póster, las teorías y el
contenido. En cuanto a la didáctica que
se da en los tiempos actuales hay mayor énfasis en una actitud de dar forma al
objeto (estudiantes), donde el llenar, nutrir, alimentar con conocimientos es
propio de la escuela efectiva, alemana y herbatiana. Esta postura
epistemológica es la predominante, propia del sistema educacional de nuestro
país. Etimológicamente la palabra educación contiene dos verbos
latinos: educare y educere, donde educare evoca la acción de
crear, nutrir, instruir y llenar. En cambio, educere orienta,
guía y conduce las acciones (Casanova, 1991).
Dado que buscamos en la didáctica una propuesta teórico-práctica de las
experiencias de aprendizaje básicas, diversificadas e innovadoras, que las
escuelas en colaboración con su entorno deben ofrecer al alumnado para que
consiga el máximo desarrollo de capacidades y dominio de competencias, que le
permitan integrarse satisfactoriamente en su contexto logrando una sociedad
democrática y equitativa (Casanova, 2006), nosotros junto con,
Barriga, F y Rojas, G (2010:4) asumimos que el profesor debe poseer las
siguientes competencias generales para lograr dicho objetivo
1. Conocimiento
teórico suficientemente profundo y pertinente acerca del aprendizaje, el
desarrollo y el comportamiento humano.
2. Despliegue
de valores y actitudes que fomenten el aprendizaje y las relaciones humanas más
genuinas.
3. Domino de
los contenidos o materias que enseña.
4. Control
de estrategias de enseñanza que facilitan el aprendizaje del alumno y lo hacen
motivante.
5. Conocimiento
personal práctico sobre la enseñanza.
Estas competencias generales del docente que sí son satisfechas pueden
ser ventajosas para su pensamiento
didáctico espontaneo o de sentido común; este tipo de didáctica es útil para
evitar una clase rígida, pero no por eso se debe descuidar los objetivos
específicos que pueden guiar una clase y la forma y la organización de una
didáctica. Asimismo, no hay que olvidar que “el conocimiento didáctico del
profesor, (no) es solo de naturaleza técnica o práctica. Más bien, el
conocimiento del profesor, en su calidad de profesional de la enseñanza, es de
índole experimental” (Barriga, F y Rojas, G. 2010: 9).
Por eso,
en este trabajo hemos buscado reflexionar constantemente sobre la tarea
pedagógica, y su relación con nuestro saber pedagógico y disciplinar y cómo
podemos transmitir esto en una planificación y en últimos términos a una
didáctica. En este aspecto creemos que los buenos profesores son buenos en
ambas dimensiones y los saberes de ambas dimensiones están integrados. (Nuñez,
M, y Cubillos, L, 2012).
Dominar
el saber pedagógico y disciplinar y usarlos íntegramente en la sala de clases
(didáctica) es pues uno de los requisitos de un docente: un profesional en
desarrollo continuo. Éste, sin embargo, también debe ser consciente que su
saber disciplinar en este caso la historia y la geografía o ciencias sociales
no es un “producto encantado” mágico que atrae por si solo las mentes de los
estudiantes, el experto profesor disciplinar y pedagogo debe hacer que se
vuelva atrayente para ellos (Piscitelli, A. 2009). Por otra parte, en cuanto al constructivismo pedagógico del que se habla
en el discurso y el cual se busca ejercer “es probable que la práctica docente
aún tenga mucho del conductismo, pero el discurso es
cognitivista/constructivista/significativo. Lo que se quiere decir es que puede
no haber habido, aún, un verdadero cambio conceptual en este sentido, pero
parece que se está caminando en esa dirección” (Moreira 1997:19).
Por Sergio Chilet - profesor de historia y geografía - diplomado en gestión del patrimonio cultural.
Por Sergio Chilet - profesor de historia y geografía - diplomado en gestión del patrimonio cultural.