La
sociedad contemporánea exige de sus estudiantes y de la educación el desarrollo
de las habilidades del pensamiento: como la percepción, la atención, el lenguaje, la compresión, la memoria sensorial corto y largo plazo, la praxis, razonamiento, orientación. Sabiendo que la generación de conocimiento
es uno de los objetivos más importantes del siglo, y que ya desde las nuevas
miradas intelectuales que surgieron en el siglo XIX y XX lo vendría siendo, SE
HACE NECESARIO DESARROLLAR LO MEJOR POSIBLE LAS HABILIDADES DEL
PENSAMIENTO. Estas por supuesto hoy en día forman parte también de las
relaciones sociales como son la actividad económica: y el sector económico es
en todo caso uno de los mecenas que ha promovido el desarrollo de la ciencia y
la tecnología en aras de la expansión del conocimiento, pues en la
“sociedad occidental moderna el principio axial de la estructura social es el
de economizar -una manera de asignar los recursos de acuerdo con el principio
del menor costo, sustituibilidad, optimación, maximización, etc. dice Bell, en
su libro:: El Advenimiento de la sociedad
post-industrial, 2006:28.
Se
puede decir que desde la primera revolución industrial ha surgido una tendencia
en la sociedad: El modelo industrial delimitó al ciudadano a una vida del
producir, y esta tendencia sigue en nuestro siglo XXI, pero ya se advertía
desde el siglo pasado que la sociedad y su economía se enfocaba en la
generación de bienes y servicios y de comunicaciones que buscan satisfacer las
necesidades del ciudadano crecido en la sociedad del consumo y del
conocimiento. Por eso el conocimiento que hoy en día genera las ciencias y
que se materializa en las tecnologías que se ponen en uso en la producción de
comunicación y de estos bienes y servicios: hacen necesario para la educación,
formar ciudadanos preparados en las diferentes habilidades del pensamiento para
lograr una profunda reflexión crítica entorno a su sociedad tanto para
adaptarse a él como para buscar cambiarlo.
Y
todavía más aún hoy en día. Cuando tantos problemas nos aquejan, el pensamiento
y el espíritu emprendedor del ser humano deben ser primeros ante el egoísmo y afán
de riqueza y deshumanización de las grandes corporaciones. Sin embargo, dentro
de la contradicción de la naturaleza humana, y también de su limitación estas
realidades causan una paradoja de la cual aún no podemos desprendernos. Son estas
mismas empresas que tanto contaminan el aire el mar o los océanos lo que
proveen esa satisfacción y riqueza nunca antes vista por ninguna generación anterior.
El ciudadano ahora más que nunca es el que ha entendido que hace falta un cambio
para evitar la catástrofe ambiental. Pero son en su manifestación de poder
donde falla su espíritu. En las altos líderes que llevan a cabo el sistema que
nos da esta forma de vida donde se manifiesta nuestra contradicción y todavía
aún nuestro afán de poder y riqueza. Por eso son hoy en día importantes ese
desarrollo o evolución de las habilidades del pensamiento del ciudadano en su
autoeducación para poder adaptarse o cambiar un mundo que ya está cambiando y
que todo indica para mal.
Por Sergio Chilet - profesor de historia y geografía - diplomado en gestión del patrimonio cultural.